El Barrio Gótico «no tan Gótico» de Barcelona

Descubre la transformación del Barrio Gótico de Barcelona: un viaje entre su historia y la reinvención moderna para el turismo.

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Hoy vamos a abordar el tema del Barrio Gótico, un asunto que, en mi opinión, es desconocido para muchos. No me refiero solamente a los turistas que visitan la ciudad, sino que incluso muchos residentes de Barcelona no están al tanto del proceso de “medievalización” que experimentó el centro histórico durante los siglos XIX y XX. En otras palabras, cómo se transformó el centro histórico para que luciera más antiguo, o gótico, de lo que realmente era.

Este asunto puede ser un tanto polémico y ha generado opiniones divididas. Incluso en la misma época en que se estaba ejecutando este proyecto, hubo voces críticas al respecto. Por ejemplo, el arquitecto del Pont del Bisbe, Joan Rubió, llegó a afirmar que «en el barrio gótico no hay más de seis casas que, con buena voluntad, puedan denominarse góticas».

En este artículo, vamos a explorar las razones detrás de esta transformación, es decir, cuál fue el propósito de llevar a cabo este proyecto.

El Barrio Gótico en el Siglo XIX: Transformación y Rescate

El Barrio Gótico es un tema recurrente en nuestros tours privados por Barcelona. Es fascinante explorar el proceso de transformación que experimentó la zona antigua de la ciudad, comúnmente conocida como “Barrio Gótico”.

Surge el debate sobre si el Barrio Gótico es un «falso» gótico, una especie de parque temático, o si, por el contrario, la arquitectura que encontramos es genuina. ¿Fue simplemente el resultado de un proceso de rescate del patrimonio histórico de la ciudad?

Hoy en día, el Barrio Gótico es uno de los principales atractivos turísticos de Barcelona. Quien camina por sus estrechas y adoquinadas calles, envueltas en un aura antigua, queda maravillado. Aunque Barcelona es cosmopolita, en este barrio parece que el tiempo se detuvo en la Edad Media.

Una Visión del Pasado

Sin embargo, esta visión romántica del Barrio Gótico es reciente. Si hubiésemos visitado Barcelona a principios del siglo XIX, nuestra percepción sería diferente. En esa época, esta zona era oscura, con edificios en decadencia y mal comunicada. Era un laberinto sucio sin salida aparente.

Las autoridades de la ciudad, conscientes de esta situación, planearon reformas desde el siglo XIX. Era necesario derribar las murallas medievales que asfixiaban la ciudad, mejorar la circulación, la iluminación y la higiene. En resumen, renovar la parte más antigua de la ciudad.

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Fotografía de Mas Ginestà, Adolf – 1908Arxiu Fotogràfic de Barcelona

Reformas y Rescates

Uno de los proyectos más significativos en el Barrio Gótico comenzó en 1908: la construcción de la Vía Layetana. Esta vía buscaba conectar directamente el nuevo barrio del Ensanche con la zona del puerto, mejorando la circulación.

La avenida atravesaría el casco antiguo, lo que llevó al Ayuntamiento a decidir el destino de varios edificios en su trayecto. Debían determinar si serían demolidos o conservados por su valor histórico.

Durante este proceso, las autoridades se dieron cuenta de que la construcción estaba dejando al descubierto piezas y materiales valiosos. Incluso había casas enteras, hermosas, que no querían perderse. Se propuso, entonces, reutilizar estos hallazgos en otra parte de la ciudad. Siguiendo la idea del arquitecto Jeroni Martorell, se buscó crear un conjunto que reflejara el arte de la vieja Barcelona cerca del barrio de la Catedral. Y así fue como se llevó a cabo esta transformación.

El Barrio Gótico: Una Reinvención Histórica

El gobierno impulsó un ambicioso proyecto de monumentalización historicista con el objetivo de embellecer la zona circundante a la Catedral. En aquel entonces, este sector era conocido como el Barrio de la Catedral y no como Barrio Gótico.

Se aprovecharon materiales góticos previamente mencionados, como ventanas, tribunas y frisos, para adornar ciertas fachadas del barrio. Se identificaron y demolieron edificios en mal estado, reemplazándolos por construcciones trasladadas piedra por piedra desde la nueva avenida.

Para consolidar el estilo del Barrio Gótico, se prohibió el tránsito vehicular, convirtiendo la zona en peatonal. Los adoquines fueron sustituidos y las lámparas de alumbrado público reemplazadas por farolas de estilo artístico.

Ramón Rucabado, político de la época, visualizó una rehabilitación del entorno de la Catedral, creando un barrio de inspiración neogótica. Este sería «un estuche precioso que custodiaría las joyas riquísimas de Barcelona, la Catedral y el Palacio de los Reyes».

El proyecto, que comenzó en 1887, se extendió hasta aproximadamente 1970, involucrando a diversos gobiernos. Sin embargo, la política fue consistente: recuperar, trasladar y reconstruir, destacando principalmente el estilo gótico.

Motivaciones y Contexto

Este proyecto de transformación no es exclusivo de Barcelona. Muchas ciudades han emprendido procesos similares con sus monumentos emblemáticos. Es natural que, con el paso del tiempo, los edificios requieran procesos de recuperación para preservar su esencia.

Durante años, la transformación del Barrio Gótico fue un secreto bien guardado. Sin embargo, la tesis doctoral de Agustín Cócola desveló este misterio, cuestionando la autenticidad del Barrio Gótico.

La tesis de Cócola está disponible en línea, y también ha publicado el libro “El Barrio Gótico de Barcelona. Planificación del Pasado e Imagen de Marca”, en el cual basamos gran parte de este artículo. Cócola argumenta que las reformas urbanísticas buscaban embellecer el barrio para atraer turismo. Sin embargo, también destaca cómo este proceso se convirtió en una reivindicación de la identidad catalana a través de sus monumentos históricos.

El Barrio Gótico como identidad catalana

Desde finales del siglo XIX, la burguesía catalanista se sumergió en una búsqueda profunda sobre la historia y los orígenes de la nación catalana. Estaban en la misión de encontrar en el pasado elementos que reflejaran una identidad colectiva con la que los catalanes pudieran conectarse.

Estos círculos intelectuales encontraron dichos elementos en la Edad Media, periodo que se considera la génesis de la nación catalana. Fue también en esta época cuando Cataluña alcanzó su apogeo cultural y económico. Por ello, el centro histórico de la ciudad debía ser un espejo de ese pasado glorioso. Al reconstruir estos edificios, se estaba, en cierto modo, reconstruyendo la identidad catalana.

Del Patrimonio a la Comercialización

El autor destaca cómo, inicialmente, estos elementos sirvieron para construir una identidad, pero con el tiempo, también se convirtieron en productos para el mercado turístico.

A principios del siglo XX, cuando la burguesía catalana asumió el poder, se creó la Comisión de Atracción de Forasteros y Turistas desde el Ayuntamiento. Su misión era dotar a la ciudad de una imagen de marca distintiva para atraer a turistas, especialmente a aquellos extranjeros con alto poder adquisitivo. El objetivo era posicionar a Barcelona en el mapa turístico internacional.

El Legado del Barrio Gótico

Hoy en día, el Barrio Gótico es admirado por muchas ciudades alrededor del mundo. Cualquier persona, ya sea local o visitante, que pasea por las calles de esta zona histórica de Barcelona, queda genuinamente maravillada. Sin embargo, surge el debate: ¿Estamos ante un barrio auténticamente gótico o más bien neogótico?

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